lunes, 10 de abril de 2017

De aquel amor de música ligera, nada nos libra, nada más queda…



Cuando escribes un blog o una columna, mucho de lo que escribes a veces no tiene nada que ver contigo.  En ocasiones comienzas líneas sin rumbo y luego el universo te aporta el contenido final. Yo ya estaba desarrollando este post cuando uno de mis lectores me escribió en privado diciendo “can you write about endings? Algo como cuando algo acaba y es ''malet and go''. Abrazos”.  

Inmediatamente recordé que justo antes de mi proceso de separación y posterior divorcio (si yo también tengo una vida real de altas y bajas) había una imagen corriendo por las redes sociales que llamaba mi atención fuertemente, yo sentía que tenía que ver conmigo pero aún no sabía por qué. 

Hoy la busque y mirando atrás, claro que tenía sentido. La imagen leía “Porque todos los finales también son comienzos, solo que no lo sabemos aún”.

¡Ahora si tiene que ver conmigo!, y contigo y con muchos a los que nadie nos dijo que todo en la vida es temporal. La vida en sí misma es temporal, todo en ella tiene principio y fin. Pero en nuestra naturaleza humana buscando permanencia donde no existe, nos apegamos a la idea de que las cosas, momentos, etapas, personas, relaciones, afectos son para siempre.

Cuando acogemos e internalizamos esa falacia cualquier cambio en nuestra vida nos produce sufrimiento, ¿acaso no venimos a la vida a sufrir? No y no, nosotros elegimos sufrir cuando nos apegamos, cuando no asimilamos la temporalidad de nuestra existencia y de cada elemento de ella. 

Nuestra vida, nuestras parejas, nuestros hijos, las etapas de la vida, el empleo soñado, la material (auto, joyas, comida), todo lo que existe tiene principio y fin. ¿Entonces si lo sabemos, por que sufrimos?

Sufrimos cuando no soltamos, cuando nos aferramos a situaciones, personas, relaciones que no son sanas. Sufrimos cuando en lugar de mirar qué aprendimos, qué aportamos, qué nos llevamos en el recuerdo y el corazón nos enfocamos en lo que no fue, en lo que queríamos, en lo que faltaba. 

Cuando aceptas la temporalidad de la existencia misma, miras el lado positivo de lo que terminó y te preparas para seguir, un universo de posibilidades nuevas se manifiestan para ti. Cerrar ciclos, agradecer lo vivido y emprender un nuevo comienzo, por que como la canción, todo es ligero y con el tiempo no queda más que el recuerdo. 

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