sábado, 14 de noviembre de 2020

Alan se despide

noviembre 14, 2020 0 Comments


Ella había visitado su tienda justo antes de su viaje a Europa. Ese día cruzaron palabras muy breves, el tiempo apremiaba. Ahora, volvía a ese mismo lugar y no podía creer lo que veían sus ojos. “¿Qué ha pasado? ¿Cómo es esto posible?”; eran las preguntas que disparaba para sus adentros. 


Casi pasaron seis meses desde que la distancia social había separado el mundo. Miró nuevamente la sombra de este hombre, pero ya no era él. Había perdido una cantidad impresionante de peso. El hombre grueso y robusto había quedado en el pasado sin cáncer, su mirada profunda y aquella risa burlona también. 


Ahora parecía menos alto de la habitual y en su rostro se enmarcaban gestos y arrugas que no siempre estuvieron ahí. Todo era distinto, el color de su piel, su semblante y el tono de su voz. Se miraron fijamente a los ojos, mientras para ambos se asomaba el diluvio; un respiro profundo sincronizado y el exclamo “me estoy muriendo Elena, por si no lo sabías”. 


Un golpe eléctrico corrió desde su cabeza a la garganta; no podía emitir sonido alguno. ¿Qué se le dice a alguien que te dispara con semejante argumento? Asintió, “lo sabía desde que entré por la puerta y te vi”. Elena no mentía, en un segundo había repasado los rostros de sus familiares que antes pasaron por lo mismo. 


Mientras se acercaba con la intención de abrazarle, Alan dio media vuelta, se puso de espaldas y se marchó. Ella tomo su pedido, lo puso en su bolso, dio media vuelta, cerro sus ojos y lo bendijo; soltó sus lágrimas y se marchó.


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