Abrázame, abrázame
Que el sol se va y hay que volver
Abrázame, que tengo miedo
A no volver, a no volver
LODVG
Han sido días muy duros los que no has tocado a todos vivir. De repente nos atrapo la “pandemia”, nos separó de los nuestros; en especial de los más vulnerables; re definió la realidad.
A mí me agarró viajando; por aquello de no perder la costumbre; y me toco abortar un viaje y a toda prisa regresar a mi país. Llegue para sumarme a las estadísticas de los que tendrían que hacer 14 días de purgatorio domiciliario.
Este diario no solo incluye algunas de mis vivencias y pensamientos en esos 14 días, también recoge la de colegas, amigos, familiares y nuevos extraños post viaje.
Día 1 2:33 am-Después de tres aviones, seis horas de “layover” en Barajas, quince horas de vuelo y dos interrogatorios post viaje llegue a casa. Corrí a la ducha, abrí la llave; lloré, lloré, lloré..
Día 2-Atrás quedo Suiza, la ropa de invierno, desempaco y encuentro más recuerdos. Me transporto, vuelvo a llorar. Vuelvo a cerrar la maleta, suspiro me tumbo en la cama. Mañana será un día mejor.
Día 3-Tengo miedo de enfermar y estar sola. Busco en el móvil las fotos de los Alpes del lado de Suiza, respiro y cierro los ojos, regresé. Decido abrir por primera vez el balcón del apartamento, un arcoíris me sonríe.
Día 4-Después de dos días pintando mandalas, prendo la computadora; ha sido mi único intento formal de regresar a la realidad. No funcionó, subo el volumen de la música, me tumbo en el sofá.
Día 5-Repaso mi mapa de viajes, a donde fui, a donde volveré y que me falta por ver.
Día 6-No he hecho nada más que estar en el sofá, mirar el atardecer y escribir. Escribir me cura, lloro, sigo escribiendo y lloro. Me he tomado mi primera selfie de cuarentena. No me reconozco.
Día 7-Toca trabajar, me he metido a un seminario virtual, leyes nuevas, cambios por todos lados. Los clientes llaman pero no quiero atender. Un hermoso atardecer me acompaña.
Día 8-Mi sobrina de tres años me ha hecho una video llamada, me ha hecho sonreír tanto que y los ataques de pánico se han asustado y se fueron.
Día 9-Vuelvo a los mandalas, pecho apretado, lagrimas a granel, Sanz me acompaña.
Día 10-Repaso mis fotos de Marienplatz, lloro; me hizo falta más tiempo para apreciarle. He cocinado tres veces, casi como todo un adulto funcional.
Día 11-Me tomé un minuto para escribirle algo bonito al Universo, solo Él lo sabe.
Día 12-Mi sobrino de cinco años me ha hecho una video llamada. Ya se puede acabar el día, nada va a superar su sonrisa.
Día 13-Café, incienso, música y lectura. Hoy solo estoy para mí.
Día 14-Instagram me recuerda mi viaja a New York en 2016, extraño a mi familia. El maldito COVID no me dejara visitarle por ahora. Recordar es vivir, solo si vives en el pasado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario