Cuando comenzó la pandemia me encontraba fuera del país, a mi regreso todo se encontraba cerrado, incluyendo el edificio donde trabajo. Después de mi periodo de aislamiento post viaje, logre acceso para rescatar mis plantas abandonadas por más de 1 mes. Casi todas murieron; por el calor intenso, la falta de aire y agua. Solo una de ellas parecía seguir luchando, y decidí darle la oportunidad.
La lleve a casa y la cuide. Luego volvimos ambas a la oficina, pero ella aún se veía mal. Pedí consejo a las expertas; porque yo de plantas solo sé que hay que ponerles agua. Llegué a pensar descartarla en algunos momentos, pero al final le tuve fe. Hoy, casi a 5 meses de ese rescate estoy sentada frente a ella, observo 3 nuevos retoños en la planta. Apenas y caben en su maceta, tendré que trasplantarlas muy pronto, ya no tengo una planta, serán 4.
¿Cuántas veces has perdido la fe en algo o en alguien? ¿Has despachado o descartado de tu vida algo o alguien por temor a lidiar con lo que piensas puede implicar un proceso de transformación? ¿Te has rendido pensando que no vas a poder? Nos ha pasado a todos en alguna ocasión.
Entonces, ¿Qué tal si comenzamos a tener menos prisa y más empatía? ¿Qué tal sería si nos creamos menos expectativas y fluimos más? ¿Qué tal si en lugar de rendirnos ante las dificultades le ponemos un poquito mas de fe?
Necesitamos un poquito de fe para:
-Los niños en procesos de aprendizaje nuevos
-Para aquellos que intentan vencer su pasado de dolor
-Para aquellos que persiguen sus sueños
-Para aquellos que emprenden un nuevo proyecto
-Para aquellos que están reconstruyendo su autoestima
-Para los luchan para romper con los paradigmas que otros impusieron
-Para esas relaciones que pueden transformarse
-Para nosotros mismos, que aun no llegamos, pero ahí vamos
Mas fe, menos juicio; comenzando por ti.
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