sábado, 31 de octubre de 2020

# adiós # ancianos

Nos conocimos desde siempre

Siempre he creído que Dios, Ala, el universo, la suerte o el destino; como sea que lo llames, pone y retira a las personas con las que conectamos en nuestra vida con un propósito. Aún no encuentro el propósito de su partida; muchos al igual que yo tampoco lo encuentran; pero todos lo hemos asimilado de una o de otra forma. 


No recuerdo cuando fue la primera vez que nos vimos. A veces tengo la impresión que nos conocíamos desde siempre, que siempre estuvo ahí, en ese café. No recuerdo haberle dicho hola, ni siquiera haberme presentado o preguntado quien era él. No recuerdo que nos presentaran o que coincidiéramos en algún lugar.  


Solamente estaba ahí, desde siempre según mi mente, tranquilo, sereno. Su sonrisa temerosa le hacía ganar la confianza de la gente y su bondad era incapaz de esconderse entre las marcas del tiempo en su rostro.


Entonces de repente ya no estaba. Solía verle por las calles cercanas, en el parque y en otros cafés. Pero allí tampoco estaba ya. Todavía abro la puerta y miro hasta el fondo del salón buscándole con la mirada, con la certeza infantil que saldrá en cualquier momento; y escuchare su voz; esa voz de paz y armonía donde todo era perfecto al decirme “mi niña”.


En Memoria de Jesús Santana (1957-2019)


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